Buscando a Dory
Un año después de los acontecimientos narrados en Buscando a Nemo 2003, Dory vive apaciblemente con Marlin y su hijo Nemo. Pero durante un viaje para ver cómo las mantarrayas migran de vuelta a casa, los problemas de memoria de Dory parecen desaparecer durante un segundo: recuerda que tiene una familia e inmediatamente decide emprender viaje para reencontrarse con sus padres, a los que perdió hace años.
Andrew Stanton y Angus MacLane de la mano con los estudios PIXAR son los responsables de dirigir la historia la carismática Dory, en esta oportunidad ella es el personaje central del filme. En materia de animación hay que destacar que PIXAR son unos genios, fallando únicamente con la disnetizada Valiente 2012, del resto este estudio es experto en generar grandes secuelas y precuelas.
Buscando a Dory, es una cinta lograda que busca lograr un equilibrio entre la comedia y el drama, basándose en un guión extremadamente elaborado y coherente; que da como resultado un filme brillante, emotivo y aleccionador, tratado con fragilidad, sutileza e inteligente, creen que es fácil levantar una filme partiendo de una discapacidad cognitiva sin caer en la lastima o irse al extremo de la burla.
Técnicamente y visualmente perfecta, la cinta en cuestión se alza como la favorita para optar por el premio de la academia del año 2017, su originalidad está en cómo fue tratada por un lado está su ritmo frenético, un guión cargado de detalles, unos golpes emocionales estratégicamente colocados y una galería de nuevos personajes y por otro lado se encuentra su colorido y gráficos deslumbrantes, estampando lo hermoso que es el mundo marino y sus variedades y especies.
Lo que resulta un poco engorroso es la lucha entre ser una precuela o secuela con ciertos giros al pasado y al presente, alargando un poco al filme y tratando de oponerse a la estructura clásica, robando uno que otro elementos de su predecesora Buscando a Nemo 2003.
Puntuación 8/10
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