Intensamente
Estamos oficialmente en el mes del Oscar y por tradición se debe indagar sobre las nominadas, desde un punto de vista objetivo y sus posibilidades dentro de la competencia; en este caso analizar a Intensamente es referirse evidente a la mejor cinta animada del 2015 y la categoría cuyo ganador ya no es un secreto. El filme es un viaje por el universo emocional de una niña, que por su profundidad para el su completa comprensión de los niños, se trata más en una regresión a nuestra infancia bastante simple desde lo humano, pero mucho más compleja desde lo científico. Es la historia de Riley, una niña de 11 años y sus cinco emociones básicas que controlan su mente desde el primer día de su vida: Alegría, Tristeza, Furia, Desagrado y Temor. Como una base secreta en el centro de su cerebro, ellos se encargan de orientar las decisiones de Riley, dominar sus emociones y almacenar sus recuerdos; operando una mesa de control llena de botones de colores y palancas de dos movimientos; y agrupando todos los recuerdos positivos en pequeñas mini ciudades llamadas islas.
Como todo filme del Oscarizado Pete Docter (acompañado de Ronnie del Carmen en esta ocasión) existe un predominio de una compleja e interesante belleza visual, donde hay una combinación de colores y emociones y con un simbolismo único; en la cual todo encaja perfectamente, dando espacio a todas y cada una de las piezas y personajes que dan vida a esta excelente cinta, simplemente un regalo para todos quienes perdimos la inocencia y olvidamos de qué estamos hechos. Todo está en la mente, alegría, la líder del grupo, lo sabe, y se desvive por recordárselo (recordárnoslo) a todo momento.
De lo complicado a lo práctico, sencillo y directo, así fue como los genios de Pixar abordaron un tema bastante complejo, como podría resultar la inteligencia emocional, sobre todo en los niños… Todas las escenas de los pensamientos tienen una manera diferente de explicar cómo funciona nuestra mente o porqué ocurren ciertas cosas. Detrás de cada gags y parlamento se esconden profundos conceptos sobre el subconsciente y el verdadero camino tras la búsqueda de la felicidad, siendo la película capaz de empaparnos con su mensaje sin dejar de lado la entretención y la emoción, con personajes adorables que terminan extrañándose una vez terminada la cinta, y sorprendentemente sin ningún mega villano como antagonista.
Como todo filme del Oscarizado Pete Docter (acompañado de Ronnie del Carmen en esta ocasión) existe un predominio de una compleja e interesante belleza visual, donde hay una combinación de colores y emociones y con un simbolismo único; en la cual todo encaja perfectamente, dando espacio a todas y cada una de las piezas y personajes que dan vida a esta excelente cinta, simplemente un regalo para todos quienes perdimos la inocencia y olvidamos de qué estamos hechos. Todo está en la mente, alegría, la líder del grupo, lo sabe, y se desvive por recordárselo (recordárnoslo) a todo momento.
De lo complicado a lo práctico, sencillo y directo, así fue como los genios de Pixar abordaron un tema bastante complejo, como podría resultar la inteligencia emocional, sobre todo en los niños… Todas las escenas de los pensamientos tienen una manera diferente de explicar cómo funciona nuestra mente o porqué ocurren ciertas cosas. Detrás de cada gags y parlamento se esconden profundos conceptos sobre el subconsciente y el verdadero camino tras la búsqueda de la felicidad, siendo la película capaz de empaparnos con su mensaje sin dejar de lado la entretención y la emoción, con personajes adorables que terminan extrañándose una vez terminada la cinta, y sorprendentemente sin ningún mega villano como antagonista.
Puntuación 8,5/10
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