Pixels
Pixels cuenta como
unos extraterrestres malinterpretan las imágenes de las máquinas recreativas
como una declaración de guerra y deciden atacar la tierra, empleando dichos
juegos como modelos para el asalto. El presidente de EEUU, Will Cooper (Kevin
James), recurre entonces a su gran amigo de la infancia y campeón de las
maquinitas de los años 80, Sam Brenner (Adam Sandler), quien actualmente
trabaja como instalador de sistemas de home cinema, para encabezar un equipo de
expertos jugadores de su época (Dinklage y Gad) cuya misión será derrotar a los
extraterrestres y salvar al planeta. Monaghan interpreta al experto en armas
del equipo.
Haciendo ecos a la
inmadurez, este film no tiene ni pies ni cabeza cuenta una historia carente de
sustento, está contada de manera atropellada y sin intención de tomársela en
serio en ningún momento. Se supone que unas imágenes de videojuegos arcade de
los 80 enviadas al espacio por la NASA han sido consideradas una declaración de
guerra por una raza alienígena y esto ha provocado una invasión de la Tierra,
con los aliens tomando las formas de los títulos de aquella grabación. Sandler no ha servido como productor ni
como actor ultimaste, pero no perdió tiempo para realizar una superproducción
familiar de ciencia-ficción que jamás pudo firmar en la Amblin, la productora
de Steven Spielberg.
Pixels evidentemente
es una obra de Sandler están todos sus chistes, obsesiones y bromas privadas,
un universo poco coherente pero que paradojamente visto desde mi humilde punto
de vista la cosa intenta funcionar y le saca las risas hasta el más amargado,
de manera que intenta desastresar, y que se puede esperarse de un blockbuster,
producido por Sandler?, es por ello que paso por alto muchos comentarios sobre
este film, y asumo que está bastante mal pero no llega a los extremos de los peor, tiene
ciertos elementos que atrapa con un toque de nostalgia, con unos ochentas bien ambientados
con sus replay y la inocencia propia de la época. En definitiva esta cinta es
un completo disparate que se burla de los dirigentes del siglo 21, premia a los
perdedores y ambienta una batalla épica a manera de video juegos.
Puntuación 4.5/10

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