Boyhood
Boyhood, cuenta
la historia de una vida y de sus cambios,
cinematográficamente hablando, como de la realidad. Rodada durante 12 años, se
centra en la historia de Mason (Ellar Coltrane), comenzando la película
a los seis años, y que a medida que transcurre la película, y el tiempo, tanto
dentro como fuera de pantalla, va creciendo hasta
cumplir los dieciocho años, momento
en que entra en la universidad, y va entendiendo la relación con sus padres
divorciados, la vida, la adolescencia y todo lo que hay a su alrededor.
Indudablemente
la cinta es una hermosa e interesante obra, un viaje particular, centrado en la
evolución de un niño y los retos que representa vivir, frente a los bruscos
cambios de una familia moderna. La cinta
está hecha para generar cierta nostalgia haciendo énfasis de los iconos del
momento preparando los motores con Dragon Ball Z y Britney Spears, que sirve de
entrada para todo lo que estuvo de moda durante los doce años de recorrido.
Durante
tres horas tratamos de averiguar cual es el sentido de la obra. ¿Qué ha querido
hacer exactamente? De hecho, me ha resultado incluso difícil escribir la
sinopsis de la historia ya que realmente no ocurre nada en ella. Los vaivenes
de una familia cuya madre se enamora del primero que ve y acaba convirtiéndose
en fracaso es lo único que saco en claro; el director trata de narrar momentos
de la vida de un joven chico y el mensaje es claro en el dialogo de los últimos
minutos de la cinta, el momento es uno mismo, no se vive el momento…
El director
Richard Linklater, no intenta contar
nada nuevo, se trata de la vida de cualquier niño, cualquier familia, en
cualquier país, en donde todas las inquietudes encajan y fluyen a la perfección.
Más allá de lo que realiza Linklater con las distintas épocas, para que nos
situemos empezar con Yellow de
Coldplay, Obama presentándose a presidente, entre otros elementos, el acierto
ha estado en medir muy inteligentemente los tiempos en los distintos bloques
que recogen las distintas etapas de crecimiento de Mason, logrando una unidad
global que escapa a todo control, mostrando los personajes necesarios y cuando
uno aparece es tratado moderadamente. Así pues, y aunque el film esté lleno de
“grandes momentos”, éste funciona realmente en conjunto, como un todo único,
inseparable e indisociable. Más que retazos
de vida, así es la vida un compendio de situaciones en diversas épocas que uno
debe vivir y enfrentar. A nivel actoral destaca Patricia Arquette dando una evolución tanto física como interna
caracterizada por el lamento a la decepción de la vida adulta… solo queda a
esperar su funeral.
Puntuación
8,5/10
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