Yo, Frankenstein

Yo, Frankenstein, es una especia de cruce entre Blade, Underworld y El sicario de Dios 2011, donde gárgolas y demonios luchan en la época actual alrededor de un Frankenstein sin la menor personalidad interpretado por Aaron Eckhart. Doscientos años después de su estremecedora creación, la criatura del Dr. Frankenstein, Adam, aún camina sobre la tierra. Sin embargo, cuando se ve en medio de una guerra en la que se juega el destino de la humanidad, Adam descubre que tiene la clave que podría destruir la especie humana.

El fracaso de esta cinta se debe a que Los productores la idearon como un blockbuster destinado a reventar taquillas, por ende no se trató solo los efectos visuales, sonido y grandes explosiones, descuidando en lo absoluto  todos los demás elementos del film en donde el argumento es tan mediocre que nada se sostiene debido a guionistas y un director sin personalidad ni tampoco un solo ápice de originalidad. Aaron Eckhart pareciera no entender el filme y toda su actuación es vacía con aires de despistes y una misma expresión durante todo el metraje, simplemente el personaje principal carece de carisma y es frió, al parecer no se enteró que era el protagonista central del film; el resto del elenco es relleno y no aporta en lo absoluto al desarrollo de una película en donde no ocurre nada, simplemente una muestra de acciones y grandes explosiones y escenas que ya hemos visto en reiterada situaciones.  

Sus pretensiones son nulas y el libreto de Beattie no persigue analizar la psicología del protagonista del relato. No, tan sólo nos muestra una manida historia en la que el bien y el mal se enfrentan entre sí. Me refiero a las gárgolas, que se asemejan a los ángeles, y a los demonios (que creo que no necesitan presentación). Cuando unas mueren, se elevan al Cielo; cuando lo hacen los otros, descienden al Infierno. El planteamiento es, pues, de lo más obvio, percibiéndose que los responsables del filme no pretenden en ningún momento que el espectador tenga que utilizar sus neuronas para analizar las motivaciones de los personajes. Al contrario, intentan que todo vaya rapidito y que no existan muchas pausas entre las distintas escenas de acción.

En definitiva, Yo, Frankenstein es una mixtura de ideas ejecutadas de mala manera que dan como resultado un semi-blockbuster cuyo mayor logro es no aburrirnos demasiado gracias a su ajustado metraje -ojo, tampoco es entretenida-. Eso sí, todo está desaprovechado en el mejor de los casos y rozando lo insultante en varias ocasiones. 

Puntuación 3.5/10 

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