El Gran Hotel Budapest es una comedia sumamente brillante e inteligente, la cual deslumbra el lado más artístico de Wes Anderson, el cual conjuga la elegancia de una dirección de arte, la sutiliza de un guión, la creatividad en la elaboración de personajes y la  atmósfera melancólica y colorida de una época. 

Gustave H. (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que transformaron Europa durante la primera mitad del siglo XX. 

Pareciera que existe un fetiche por cierta época en la que el director le hubiese gustado vivir; en este filme es notable la inyección nostálgica de una era donde los modales importaban, el debate intelectual era moneda común y la estética una cuestión de ética, pero como todo pasa y las cosas cambian y si no te adaptas te aíslas, es precisamente uno de los puntos que son tratados en la exquisitez llamada   El Gran Hotel Budapest

Wes Anderson nos cuenta una de las suyas (más de lo mismo) pero versión mejorada, una delicada producción que supera a su antecesora Moonrise Kingdom 2012 en cuando a calidad, profundidad, dirección y actuación. Si algo tiene El Gran Hotel Budapest es un elenco de lujo en donde cada personaje esta genial y en situación, Ralph Finnes demuestra una vis cómica que no sabíamos, y acompañado con Tony Revolori hacen una química insólita, ambos tienen una fuerza que no les permite dudar ni abandonar el personaje en ningún momento, vale la pena mencionar el resto del gran elenco que dio vida a esta divertida historia: Saoirse Ronan, Bill Murray, Jude Law, Willem Dafoe, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Edward Norton, Jeff Goldblum, Adrien Brody, F. Murray Abraham, Mathieu Amalric, Owen Wilson, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Léa Seydoux, Bob Balaban.

Sin duda es la película más divertida y brillante del director, visualmente hablando y en cuanto a su actuación. Lo único que se podría reprochar a este magnífico y divertido espectáculo es su debilidad argumental (sin duda el punto flaco de Anderson), pero lo que estamos viendo en pantalla (en todo momento) es tan espectacular y divertido, que nos da lo mismo. Y es que esta película es un auténtico placer para la vista. Un cuento con un ritmo alocado la cual nos muestra una época majestuosa que se resigna a morir. 

Puntuación 9.5/10 

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