Blue Jasmine
Jasmine (Cate Blanchett), una mujer rica y glamourosa de la alta sociedad neoyorquina, se encuentra de repente sin dinero y sin casa. Decide entonces mudarse a San Francisco a vivir con su hermana Ginger (Sally Hawkins), una mujer de clase trabajadora que vive con su novio en un pequeño apartamento. Jasmine, que atraviesa el momento más crítico de su vida, se dedica a tomar antidepresivos y a recordar su antigua vida en Manhattan.
En 2013, la ciudad de San Francisco sirvió de inspiración para que Woody Allen gestara su más reciente comedia, un drama sencillo y sin muchas complicaciones pero con la frescura que caracteriza el peculiar estilo del director, Blue Jasmine se encuentra marcada por un par de artificios argumentales demasiado prácticos, pero que a la larga dicha justificación es suficiente y contundente para el desarrollo de la cinta.
La película en cuestión no es superior a Media Noche en París (2011), este drama a menudo se torna humorístico y se plantea con firmeza dentro de la columna de aciertos de los últimos trabajos de Woody, en esta cinta se describen una serie de situaciones que se solventan de una manera sencilla y creíble, dejando en claro que algunas personas impulsivas y sin control tienden a cambiar su grandeza por el fracaso, sin medir las consecuencias de sus acciones; así es Jasmine un personaje que a lo largo del metraje llegamos a amar, odiar y al final simplemente lo que se siente es lastima y compasión, personas así seriamente necesitan ayuda.
Blue Jasmine es una de esas cintas redonda en donde el guion y las actuaciones van de la mano, el personaje principal está perfectamente elaborado e histriónicamente logrado, Cate Blanchett en este film logra registros actorales únicos y hace de esta interpretación una de las mejores que se haya visto en décadas, el resto del reparto está bastante bien y ninguno desentona en este particular ritmo de hacer comedia según Allen.
Puntuación 8/10
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