Terminator 4.

En el futuro, la Tierra ha sido arrasada por Skynet y los robots dominan el planeta. Los humanos son guiados por John Connor, el líder de la resistencia, quien libra una guerra de guerrillas contra las máquinas. Pero ahora la resistencia se ha hecho con un arma que puede dar vuelta la batalla: un emisor de señales que anula completamente a los robots. Y planean utilizarlo en un ataque final contra la central de Skynet en San Francisco. El problema es que en dicha base hay rehenes humanos que Skynet utiliza como conejillos de indias para sus experimentos; y entre ellos figura un joven llamado Kyle Reese - que en el futuro viajará al pasado a proteger a Sarah Connor de los ataques de los Terminators, y se transformará en el padre de John Connor -. John deberá emprender una cruzada desesperada para rescatar a Reese antes que la resistencia lance un ataque devastador contra los cuarteles centrales de Skynet.

Hablando de Cameron, se nota que no fue él quien dirigió esta, pues esta entrega se siente mas como una película derivada del mundo creado por Cameron, que una dentro de ese mismo mundo. Y con eso me refiero a todo en la película, desde las actuaciones hasta el mismo look visual de la película, que esta vez prefirió tomar tonos ocre (amarillos, marrones, con poco de rosados) en vez del azul metálico que nos dio Cameron. Inclusive la película fue deliberadamente "granizada" como si para darle un sentimiento casi de documental guerrillero, en vez de por ejemplo Terminator 2 en donde Cameron quiso plasmar las imágenes mas nítidas posibles.

El mayor problema que tengo con la saga Terminator es que se tratan de filmes con cinco minutos en los que avanza la historia, y después una tonelada de persecuciones que a la larga se terminaban por copiar a sí mismas. En la primera se establecían las pautas de la mitología y Sarah Connor quedaba embarazada; en la segunda, madre e hijo huían otra vez del asesino; en la tercera, el hijo y la novia eran quienes andaban a las corridas, aunque ahora el futuro era irremediable y Skynet desataba el holocausto. El tema es que Terminator 2 y Terminator 3 se podrían haber comprimido perfectamente en un solo filme. Y todo esto viene a cuento de la disponibilidad de Arnold Schwarzenegger como protagonista. Si Terminator Salvation hubiera sido la tercera parte de la saga (filmada en el 2003), y con Schwarzenegger repitiendo el rol, el resultado hubiera sido muy superior. La historia hubiera llegado al futuro apocalíptico, y el musculoso actor hubiera regresado, bien para hacer de robot o de soldado humano que sirviera de modelo para el exterminador de turno. El enorme obstáculo de Terminator Salvation es que Schwarzenegger no está; e imaginen la enorme sombra que aún tiene sobre la saga (su saga) que el momento más festejado del nuevo filme es el cameo (digital) de Arnie combatiendo con Christian Bale.

Terminator Salvation es un buen filme en sus propios términos, pero le resulta imposible despegarse del fantasma de Schwarzenegger. Lo lógico hubiese sido compensar esto con otros elementos de interés. De antemano todo parecía apuntar a ello, comenzando por la elección de Christian Bale como John Connor. Si a la plasticidad de Bale le hubiera acompañado un guión que realzara su personaje, el resultado hubiese sido mucho mejor. El problema es que el guión desvía totalmente su atención de John Connor, Kyle Reese y otros elementos mitológicos, relegándolos al papel de secundarios en su propia película. El núcleo del filme en realidad pasa por Sam Worthington, que es un experimento prototipo de Skynet. El filme empieza con Worthington, se centra en Worthington y termina con Worthington. El actor es muy bueno para el papel, y su rol es el de una figura trágica. Lo acompaña muy bien Moon Bloodgood como una conflictuada soldado de la resistencia. El tema es que la franquicia de Terminator nunca se trató sobre el papel de Worthington; es un recién llegado que tiene una historia interesante pero no es lo que uno estaba esperando.

Los otros detalles que tiene el filme tienen que ver con el estilo. McG no es un mal director, pero este futuro se ve demasiado limpio y funcional. La resistencia se mueve en helicópteros y submarinos, y uno se pregunta a dónde fue a parar el oscuro mundo apocalíptico de James Cameron con guerrilla urbana, soldados a pie y suelos tapizados con toneladas de calaveras. Hay montones de nuevos terminators - gigantescos, con forma de motocicleta, etc -, pero se parece más a una adaptación de Transformers que a otra cosa. El filme grita a los cuatro vientos de que se trata de una película de Terminator - los protagonistas repiten frases de filmes anteriores (Si quieres vivir, sígueme; no le apuntes a nadie con un arma, a menos de que estés dispuesto a utilizarla; yo regresaré, etc); You Could Be Mine de los Guns and Roses hace un cameo; Connor sigue siendo habilidoso con las computadoras para abrir puertas de seguridad; la voz de Linda Hamilton se escucha en diversos momentos de la cinta, etc - pero no termina de sentirse como tal. Entre la falta de protagonismo de John Connor, la ausencia de un villano que balancee las cosas, y un futuro apocalíptico demasiado pristino, Terminator Salvation carece de personalidad propia como para erigirse en una entrada fuerte de la saga. La prueba de ello es que el momento más memorable del filme es el cameo digital de Schwarzenegger; por lo demás, el filme es rutina bien hecha y nada más que eso.

Hay tres aspectos que se pueden resaltar del film:

1) Que el guión de John D. Brancato y Michael Ferris, los mismos que ‘Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas’, no permite a Christian Bale y a Sam Worthington destacar entre esa chatarra monocromática que abunda en la película.

2) Que se ha intentado suplir sin demasiado brillo la ausencia de Arnold, un icono de la franquicia, con unas cuantas llamadas al pasado y efectos CGI.

3) Y que, a pesar del potente paisaje post-apocalíptico proporcionado por el cineasta Shane Hurlbut, por el diseñador de producción Martin Laing y por el supervisor de efectos visuales Carlos Gibson (la película está dedicada a Stan Winston, quien diseñó la primera T-800), y de la retumbante y estruendosa B.S.O. de Danny Elfman, una verdad ineludible permanece: esto no es lo mismo sin el Gobernador.

Puntuación 4/10


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